viernes, 29 de abril de 2011

A escondidas

Amores a escondidas 
entre ligues de oficina
que dan paso a faldas rotas 
y a miradas persuasivas
dándote de frente
con los ojos de esa gente
que un día fueron todo
y hoy su cuerpo está ausente
con mi hombre en Tenerife
y su mente donde siempre
te esperamos los colegas
con un peta entre los dientes
y yo sigo aquí reunido 
con mis versos y unos litros
releyendo mi destino 
como haces tu con un buen libro.
Piensa lo que digo tío,
¡piensa lo que digo!
si prestas atención 
esto es mucho más que ruido
es mi alma desbocada
que llora más que cualquier niño
triste al ver el parque
con los columpios vacíos
y así se quedó el resto de mi verso
predispuesto a ser judgado
por el popular directo
aclamas o proclamas
 que con mi mierda ya te infecto
rebusca en la sotana
cuernos y rabos encubiertos
...
y no son ganas de mentir
son ganas de escribir
de decirte a ti y a ti lo que queda por venir
los recuerdos pa reír
la ilusión la de vivir
prende fuego al falso
 y con los tuyos hasta el fin
...
no esperes que me caiga
para empezar a pisarme
dame una patada o ayuda a levantarme
triste y deprimido
o alegre y sin drogarme
etílico perdido
no esperes que te baile

sábado, 16 de abril de 2011

Delirante desidia

Sigo anhelando esa barra larga, lujosa y a la vez pringosa por toda la bebida desperdiciada que algún parroquiano semi-inconsciente a derramado si prestar atención en aquel desconocido que sigue allí día a día, noche a noche, con un cerco alrededor de sus codos que parecen una prolongación de esa bonita barra de roble macizo.
Es curioso el cuadro, al tener esa camisa que se adivina, un día fue marrón, hoy no se si por conveniencia o simplemente casualidad comparten la misma tonalidad, ese roble de más de 10 años muerto y esa prenda que fácilmente podría contar con una década entre sus hilos buscando perdones, caricias y dulces colocones, hoy se fusionan para volver a ser uno y seguir pasando inadvertidos.

miércoles, 13 de abril de 2011

¡¡PAYASO!!

Y de repente se puso a pensar en todo aquello como en un sueño casi olvidado,
decidió dejar de lado los esquinazos, las borderías y los codazos
- solo abrazos - murmuró mientras sonreía
y sin pensárselo dos veces cruzó esa puerta que, en realidad representaba todos sus miedos:
 las miradas esquivas y el terror a la vergüenza delante del gran público.
agarró el traje de faena y se dispuso a dar lo mejor de sí mismo...