miércoles, 10 de julio de 2013

XxX (III)


 Entonces, cargado de su particular medicina y con la emoción del primer día se fue desandando el mismo camino que había seguido minutos antes, se encontró un par de taxis pero estaban ocupados, a si que no le quedó más remedio que caminar hasta su casa.
Llevaba un paso más firme a causa de las drogas, que habían equilibrado su borrachera y, ahora desde lejos hasta parecía estar sereno pero realmente su mente estaba nublada y no podía pensar con claridad, a su cabeza venían cientos de imágenes de la gira en la que había estado embarcado los últimos meses. Las groupies, el alcohol, las drogas... y en un segundo plano la música. Entonces se dio cuenta que le faltaba algo. Una tía.
De repente sintió la necesidad urgente de meter la polla en un agujero. Era muy fácil cuando los de la discográfica les metían un buen puñado de chicas ansiosas por follar con el grupo, en la habitación del hotel.

Pero de vuelta en el mundo real, le costaba entablar una conversación normal con cualquier ser humano, fuera cual fuera su sexo. Así que decidió que lo mejor sería recurrir a los placeres de la masturbación e intentar dormir un poco.
Con estos pensamientos rondando su cabeza, llegó hasta la puerta de su casa, volvió a cruzar esa puerta que horas antes había representado sus temores.
Los primeros rayos de sol se filtraban por las persianas medio bajadas y esa situación le hizo sentirse realmente mal. El resto del grupo estaba en sus casas durmiendo con sus mujeres desde hacía horas, y ahí estaba él, persiguiendo otro amanecer de la mano de la única que le ha podido aguantar durante años.
   - La puta droga... Susurró.

Se acercó al minibar, apuró el culo de una botella de Jack, preparó una raya de heroína y en menos de diez minutos estaba dormido en el sofá del salón.


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