martes, 27 de agosto de 2013

Todo Hurdes


Un diablo de colas rayadas, un verano bebiendo de la vida a grandes tragos, barriendo en un espejo el polvo de la realidad acumulado por el tiempo. ¿Dónde queda el marchitado camino de las noches de otoño? Ni lo se ni quisiera saberlo, ahora oigo a los pájaros a lo lejos y si miro por la ventana me encuentro un paisaje más propio de mis sueños que de la realidad. Rocas erosionadas por el agua y el viento, un manto verde que cubre la tierra y ríos que sisean como serpientes... siempre en movimiento. Aquí no bebes una cerveza, saboreas todo un valle. Y si a alguien se le ocurre pasear sin ser visto, hay cientos de ojos que no critican que te observan con cautela...